Patrón de Alcoy
La devoción a San Jorge llegaría a Alcoy sobre 1245 con su reconquista para el mundo cristiano y repoblación por el rey Jaime I.
En la Reconquista “Sant Jordi, firam firam” era el grito de guerra de la antigua Corona de Aragón y los reinos que la integraban. La devoción y el culto al Santo se hallaban muy extendidos en sus territorios desde 1096 tras su intervención en la batalla de Alcoraz que propició la conquista de Huesca. Así se explica que cuando el caudillo moro Al-Azraq, antiguo señor de la Vall d´Alcalá, expatriado a Granada tras su rebelión en 1258, intentaba recuperar sus territorios y atacó Alcoy en la primavera de 1276, es tradición la defensa que hicieron los alcoyanos con Mossen Torregrossa invocando la protección Divina, y la celestial intercesión de San Jorge, a quién los sarracenos conocían como “Walí”, que en blanco caballo recorría la muralla desbaratando las huestes de Al-Azraq que murió en el combate.
Según la tradición San Jorge fue aclamado Patrón de Alcoy a raíz de esa histórica batalla y los alcoyanos prometieron erigirle un templo y guardar anualmente su fiesta.
Una ermita existía ya a principios de siglo XIV, que sufrió varias restauraciones y reconstrucciones hasta llegar al actual templo bendecido en 1921.
El día del santo Patrón, el 23 de abril, se ha guardado como de precepto local desde tiempo inmemorial, celebrándose cultos y funciones religiosas y profanas en su honor.
A la fiesta religiosa patronal se le fueron añadiendo en el transcurso del tiempo actos típicos de fiesta popular y lúdicas, y a partir de los siglos XVI y XVII la función soldadesca, cuya evolución desembocaría en la Fiesta de Moros y Cristianos, que surgió con características propias ya en la primera mitad del siglo XVII, consolidándose desde 1741 hasta nuestros días en forma de Trilogía.